25.03.2015
Quizá los había visto en algún reportaje sobre el África
subsahariana, pero nunca en directo. Me refiero a esos pequeños
establecimientos decorados a mano en sus paredes exteriores, con temas alusivos
a sus servicios. Cada vez que pasábamos por ellas era de paso hacia cualquier
otro lugar. Y ahora, a un par de días escasos del final de mi viaje, no quiero
perderme algunas de ellas. Así que aprovecho que Shabu quiere arreglarse un
corte de tela para hacer un pequeño periplo por esos simpáticos comercios.
El primero que me llama la atención es, precisamente, el
lugar al que me lleva Shabu. Una tienda de ultramarinos con una primera sala de
estanterías metálicas para los productos, sin especial interés, excepto por una
pareja de niños que me observan con cierta vergüenza mientras espero a Shabu
sentado en el suelo. Pero lo curioso es que en la salita contigua, a la modista
de Shabu la acompañan como tres o cuatro mujeres que preparan el té, pican
golosinas, charlan tumbadas en colchonetas y alfombras, mientras ella estira,
mide y corta la tela negra de mi anfitriona. Es un espectáculo que no deja de
admirarme: su placidez y relax me producen un extraño pudor y apenas me atrevo
a hacerles un apunte rápido. De nuevo es un sentimiento infundado, porque ellas
no se inmutan. En el exterior, pasamos por una peluquería con un estanco a su
lado y un restaurante que ha cerrado.
Viajero en Tindouf/Tiendas
preciosos luminosos rápidos documentales !
ResponderEliminargracias Javier