Este cuaderno que me regaló Aitor, está siendo para mí una revelación. El papel no absorbe bien la acuarela y tampoco deja que el rotulador corra todo lo que uno desearía. Y me encanta.
Porque tiene la virtud de hacerme tirar la acuarela por el papel como no nunca me hubiera atrevido en cuadernos de mejor calidad. Además he conseguido dejar de dibujar a la gente dos veces, primero con lápiz y luego con rotulador. Ahora tardo mucho menos en hacer un dibujo en el tren.
Porque tiene la virtud de hacerme tirar la acuarela por el papel como no nunca me hubiera atrevido en cuadernos de mejor calidad. Además he conseguido dejar de dibujar a la gente dos veces, primero con lápiz y luego con rotulador. Ahora tardo mucho menos en hacer un dibujo en el tren.
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