En este pueblo rayano tomé el último vaso de vino recio y turbio que había elaborado un paisano. Lo más natural y ecológico, sin duda. Del mismo tipo tuvo que ser el que emplearon las hijas de Lot para emborracharlo y demás. Otro día fui a comprar tabaco, en aquellos tiempos, y el tendero me sirvió el paquete envuelto en papel de periódico, tras quince minutos de concienzuda manipulación. Entonces no había prisa. Gran pueblo Torlengua. Grandes gentes sus gentes.
¡Gracias Chagua por darnos a conocer los pueblos de tu preciosa provincia!
ResponderEliminarSaludos,Lalo
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