Fin de semana en Barcelona

Como casi siempre que me toca trabajar en Barcelona, decidí quedarme allí hasta el domingo y ver qué había de nuevo en la ciudad. Para empezar, me encontre de casualidad a Sagar en Norma comics y conseguí el libro de La Sagrada Familia de Lapin casi en primicia en el FNAC, que no es poco, pero encima me dió tiempo a hacer un puñado de cosas.

El viernes me dejé caer por la exposición de Ondas Electromagnéticas del Santa Mónica, al final de la Rambla. La exposición en si está fenomenal y os la recomiendo a los que esteis por allí. También había alguna cosa de arte interactivo que me llamó menos la atención. Y me ratifiqué en mi sospecha de que a los críos de hoy en día cualquier cosa que no puedan tocar les ocupa menos de 3 segundos de atención. Una lástima, porque si no leias los textos, la exposición se quedaba coja.

Después tocó cena y, mejor que peor, conseguí dibujar a Helena y a María, que estuvieron igual de quietas en la pizzeria que en la exposición :D

Retirada temprana para dejarse caer el sábado por la mañana por el Roca Village a reponer abrigo, pantalones y camisas para el invierno a más o menos la mitad de lo que me costarían por casa. Eso si, está en el quinto pino si no llevas coche (y si llevas, prepara bolsillo para el peaje, que te vas a hinchar), aunque al menos hay un bus directo (40 min) de plaza de Cataluña cuatro veces al día a 12 EUR i/v. En resumen, no merece la pena ir para comprar calcetines en el outlet de Nike. Por lo menos, el sitio es bonito.

El domingo fue mucho más divertido, para empezar porque nos juntamos con Swasky, Eli, Aitana, Miguel, Lapin y Lapinnette, Louise y más gente para el Big Draw, una especie de festival de dibujo en el centro de la ciudad donde hacen un montón de talleres libres de dibujo. Nosotros nos apuntamos, como no, al que te enseñaban a ilustrar una noticia, con Anna Parini, Carmen Segovia y Rosario Velasco. Merece la pena echarle un ojo a sus blogs. Luego intentamos ir al San Lluc a dibujar modelos al natural, pero no pudimos ni abrir la puerta, así que Lapin nos llevó al café del San Lluc (estupendo, por cierto) donde ... pintamos modelos al natural. No hay que perderse en este sitio los urban sketches de árboles y paisajes a lápiz que hay enmarcados en la pared. Una pasada.

Después de la comida, por una vez llegué puntual al aeropuerto -increible, Victor, ya lo se :D - y decidí que, en vez de aviones, esta vez abocetaría otras cosas. Para empezar, la cola de la muerte de seguridad, donde todo el mundo intenta pasar con agua, cinturones y el portatil guardado en la maleta para bloquear el acceso durante el tiempo reglamentario. ¡Con razón lo de la hora y media antes!

Lo mejor de Barcelona este fin de semana, los colores del otoño en los árboles. Preciosos. ¡A ver para cuando la próxima!