Primero en el mercado de la calle Feria: En este callejón donde se comen las mejores sardinas de Sevilla. En la Cantina bajo el calor de los braseros, que antes eran de picón, ahora de gas butano.
Luego en la esquina de la plaza del Pumarejo, una tasca con solera en la que todo son líneas curvas: el dintel de la puerta, el suelo, el techo, el mostrador... Aquí se sigue hablando de boxeo y de toros, el camarero lleva la tiza en la oreja y se comen los mejores caracoles de la zona.
Y por fin en la calle Relator, la tasca que frecuentaba el gran Silvio, rockero de Sevilla. Apuntalada desde hace ya muchos años, espero que dure muchos más así. Este es un lugar maravilloso donde se escucha Radio 3 y se bebe vino de naranja.
Esta mañana me decidí a dibujar en estos lugares de siempre, por su aire decadente y por el olor a rancio...
Quiero tener al menos el recuerdo en mi cuaderno por si un día me los encuentro ya cerrados.
4 comentarios:
Precioso, a veces me doy el gustazo de visitar estos lugares y otros tan rondados. Gracias por enseñar esta ciudad llena de piegues
Que buenos, Inma, se siente el ambiente de tabernas donde está "Prohibido el cante"
Geniales, tomo nota... ¡A ver cuando estamos por ahí juntas...!
Yo también me apunto. Al final vas a hacer la serie de tascas?
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