Llevaba meses sin usarlo, ni me acordaba que me quedaba un ejemplar meramente testimonial en mi estuche, pero cuando fui a visitar la
magnífica retrospectiva que el
Museo Picasso Málaga dedica a Alberto Giacometti lo volví a utilizar. Sentí que sólo debía abordar esas maravillosas esculturas filiformes con la herramienta primigenia y más básica : el lapicero.
Me encanta dibujar con plumas estilográficas y plumines diferentes, tintas indelebles, rotuladores calibrados cuyos trazos vuelan sobre el cuaderno... Pero a la hora de enfrentarme a una escultura, el papel me pide grafito, y cuanto más graso mejor.
Podéis ver otros dibujos de la exposición
aquí.
1 comentario:
Que envidia con lo que me gusta ese escultor, que bien sacadas.
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