Siempre es un placer sentarse en el Café Gijón de Recoletos.
Creo que fue este el primer sitio en el que saqué un cuaderno para dibujar, allá por el año ochenta y tantos.
Por aquel entonces ya este lugar cumplía los cien años y estaba hasta arriba de señores y señoras trajeados inmersos en tertulias infinitas.
Recuerdo que dibujé con disimulo a una señora de pelucón y abrigo de visón, que tomaba coñac y fumaba continuamente.
Y también a un señor casposo de barba blanca y gafas de carey.
En alguna de mis mudanzas perdí aquellos dibujos. (En el recuerdo están mejor, seguro...)
He pasado el mes de agosto dibujando en algunas ciudades que la gente abandona en verano.
Y en un paseo por Madrid no pude resistirme a entrar en el café Gijón.
Ni fumadores, ni pelucones, ni tertulias infinitas...
Pero la misma sensación: aquella de sentarme en un lugar que tiene mucha historia para contar.
6 comentarios:
Pero inma, si tu en el ochentaytantos eras una beba.....
Pues si, no tenía los dieciocho aun...
Me encanta éste!
Bonito dibujo de este lugar emblemático de Madrid
Ya entonces querías emular a los artistas del edificio de enfrente.
Estaba claro lo que querías ser de mayor.
Con la ondulación que le das a las líneas, en cualquier momento veo a la clientela empezando a despegarse del suelo con sus sillas y mesas, como en esa escena de Mery Poppins.
Qué composición! En blanco y negro da el toque retro perfecto.
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