Lo vi aparcado en la plaza de El Arenal, un pueblecito de la sierra de Gredos. Aún funcionaba pero estaba en muy mal estado de conservación. En los folletos de venta se presentó como un coche familiar con un potente motor que además de cumplir con su objetivo fundamental (la familia) podría adaptarse al uso profesional abatiendo los asientos traseros y el del acompañante. Mi padre tuvo uno idéntico a éste. Cuando me puse a dibujar me vinieron los recuerdos como rayas discontinuas de la carretera que me empeñaba en sortear jugando con el aire sacando la mano por la ventana. Viajé mentalmente en el tiempo dentro del Catorce Treinta. Recuerdo los lunes que mi padre nos llevaba al colegio escuchando La saga de los Porretas o la estresante emisora Radio Hora. Recuerdo el sonido del motor, el olor a gasolina dentro del coche, el tapizado rojo, el salpicadero de algo que imitaba a madera, la ventanilla se parecía un cartabón que se abría como la taquilla de un cine… ¡Cómo no voy a dibujarlo!
Para escuchar:
La saga de los Porretas
Protagonistas
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La saga de los Porretas
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5 comentarios:
Me identifico casi-casi con ese coche de infancia. El nuestro era de ese mismo color, también ranchera, pero su hermano 124 ...¡Qué recuerdos!. Mi padre lo trajo a casa el día de mi cumpleaños, se le había olvidado y dijo que ese era mi regalo ...¡Yo me lo creí!...pensé que al menos dejaría de ir en medio o de paquete en la ranchera y tendría el privilegio de sentarme en la ventanilla, pero eso sólo se daba cuando íbamos 4 de los 8 de casa...pero PARA MÍ siempre era MI COCHE
Jo, el milcuatrocientostreinta fue el coche por excelencia durante una época. Tocayo, bello dibujo y bello recuerdo.
Me encanta Fernando a mi también me retrotrae.
un abrazo.
Qué bellos recuerdos. Buen dibujo!
Me encanta, Fernando!! Qué bonito el dibujo y el post
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