Es una de las tres puertas que quedan de su antigua muralla. Las otras son la Puerta de la Villa y la Puerta de Herreros. Quedan, además, dos portillos. El pueblo se ha extendido más allá de estas dos últimas, pero aquélla, la del Mercado, limita a la población por el oeste, por lo que, de golpe y porrazo, aparecemos en campo abierto nada más atravesarla.
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