La tarde del viernes, Orense llena sus calles y sus bares de gente. Me sorprende la amalgama de edades distintas en un mismo bar, las losas graníticas que hacen de solado de las calles, los pocos bares abiertos las mañanas de sábado para tomarse un café, la gratuidad de las Burgas de aguas termales, la generosidad de los anfitriones gallegos a la hora del encuentro para el dibujo. Hasta pronto.
1 comentario:
Precioso "auto"
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