sábado, 4 de enero de 2014

Año nuevo 2014. Actividades para entretener a los infantes de la casa.

Estas navidades se me han hecho más cortas de lo que normalmente me sucede. Regalos, comidas y también actividades infantiles han ocupado la mayor parte de mi tiempo. Afortunadamente, los regalos que he recibido me han dado pie a dibujar en una de estas actividades infantiles.


Unos rotuladores me han planteado el reto de hacer uso de ellos. Ya había tenido unos de estos pero eran sólo un par de tonos grises. La cosa ha sido interesante porque limitarte las herramientas, la paleta de colores, hace que tengas que espabilarte.

A mi nunca me han gustado los dinosaurios, nunca me habían llamado la atención, nunca, hasta que un director de cine, conocido por ser una máquina de hacer dinero, decidió hacer una película de un bestseller llamado Jurassic Park. Desde ese momento los dinosaurios venden. Sin embargo, con todo y que esa moda que se ha mantenido a lo largo de estos años, yo no tenía ni idea que mi tan querida ciudad adoptiva, Sabadell, es la capital de la paleontología estatal. Todo gracias a un señor llamado Miquel Crusafont, uno de los padres de la paleontología española.

La actividad organizada por este museo, dirigida a niños y niñas de 5 a 10 años, tenía una intención: dejarnos claro que estábamos en un museo lleno de huesos.

Hasta ahí todo bien.


Todos entramos en el aula donde nos sentamos alrrededor de una mesas repletas de huesos. Lo primero teníamos que hacer era identificar cada uno de los huesos, también había algún insecto y debíamos responder a una serie de cuestiones: ¿cuántos de ellos eran de animales que aún vivían? o ¿eran tal vez fósiles? ¿Y si lo eran de qué animal? Después de nuestra investigación la responsable del taller nos dijo que todos ellos eran de animales que vivían o habían vivido en nuestra ciudad. Luego nos explicó la historia de un niño que un día se acercó al museo para averiguar más información sobre su animal favorito: la salamandra. Los responsables del museo le dijeron que para saber de dónde venía la salamandra tendría que ir al pasado a muchos, muchos años atrás, a millones de años atrás. Así el niño decidió construir una máquina de tiempo y pudo ver cómo era la salamandra millones de años atrás.


Finalmente, después de la historia tuvimos que dibujar cómo creíamos que sería el futuro millones de años más tarde. Ésta es mi interpretación sobre el futuro de nuestra especie, algo así como una tortuga comedora de vegetales en un ambiente selvático y caluroso. Obviamente no es un dibujo realizado "in situ", pero sirve para ilustrar este reportaje.

4 comentarios:

Javier de Blas dijo...

Una preciosa composición en el segundo dibujo. Esa cabeza inclinada le da una dinámica especial.

Swasky dijo...

Gracias, Javier!

ANAIS G. BURGOS dijo...

Estoy con Javier, el gesto en sí me ha llamado la atención sobre el conjunto del dibujo. Me gusta.

Swasky dijo...

Esa cabeza es la de mi hermana y viéndola sé que es ella. Curioso como hay personas que no necesitamos retratar para conocerlas sólo representándoles con un gesto.