Fuera de la capital, me alojé unos días en La Chapelle des Fougeretz, un pueblecito a unos quince kilómetros de Rennes rodeado de pastos y robles. Una de la (frías) mañanas que permanecía allí realicé estos dibujos, empezando por el del pueblo en sí.
Los pastos se ven salpicados de vez en cuando por alguna casa de piedra típica. Es la campiña bretona en toda regla.
El roble es el árbol que señorea por doquier. Delimita terrenos de pasto y de labranza en muchas ocasiones. Aunque normalmente crece salvaje ajeno.
Las nubes cubren el cielo bretón la mayor parte del tiempo, sobre todo en invierno. Me llamo la atención la conjunción de colores de atardecer. Cogí rápido el cuaderno para inmortalizar tal espectáculo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario