Fatma nos ha acompañado a casa. Y allí hemos estado todos un rato, en mi cuarto, que en realidad es el salón de la daar o zona de adobe. También ha acudido Halima, la hermana pequeña de Shabu, una niña tierna y encantadora. Mientras Shabu y Fatma curioseaban la tablet, le he pedido que posara para un retrato. Hay una gran honestidad en su mirada y en su corazón.
Luego he estado observando las cabras de la familia. No las explotan vendiendo su leche o haciendo quesos, pero son para ellos, un fondo de despensa. Y también una especie de capital de reserva. Un acontecimiento, como la llegada de alguien que se quiere celebrar, puede ser el motivo para sacrificar una cabra. Y también su venta resuelve una necesidad económica, cuando las circunstancias lo requieren.
Viajero en Tindouf
2 comentarios:
uahh, qué pasada de dibujos Javier!
Bonita nueva aventura
Si Celia, una aventura durilla por las condiciones, pero muy especial. Me alegro que te gusten. Y si te animas, dale al Seguir por Email de mi blog... Para derle un poco de vidilla.
Un abrazo!
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