Me encanta esta ciudad.
Especialmente el fluir de La Rambla y su vitalidad,... contrastando con la quietud de este dragón, que puede observarlo todo, por encima del bullicio, del ritmo ajetreado, como si no estuviera allí , por ser de otro lugar o tiempo, o por ser simplemente inerte, pero a la vez, siendo parte del mismo. A veces recuerdo este sitio, como si pudiera mirar a través de sus ojos :)
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