-Hola
Cómo estás?
-Muy bien, gracias a Dios. Y tú, como estás?
Muy bien, gracias a Dios. Cómo están tu familia y tus hermanas y tus hermanos?
-Muy bien gracias a Dios. Cómo están tu familia y tus hermanas y tus hermanos? Como está Mohamed y Laila y Mustafa y la madre?
Todos están muy bien, gracias a Dios. Que Dios les proteja.
Y como está tu hermana Fatma y Meri y tu hermano Jamudi?
-Todos muy bien, gracias a Dios. Que Dios les proteja.Y cómo está tu tío Abderrahmán que vino de Mauritania?
Está muy bien, gracias a Dios. Que Dios le proteja.
-Gracias a Dios
Así se saludan dos saharauis cada día. Y si son varios, la fórmula se combina de dos en dos. Puede parecer curioso, largo, poco práctico. Pero indica el cuidado que ponen en las relaciones sociales.
02/03/15
De buena mañana me pongo con el corral de Ahmet con todo
detalle. El ambiente es tranquilo y disfruto del dibujo. Aprovecho para hacer
otro apunte del camello. Me atrae como un imán, lo mismo que las cabras y los
corrales.
Por la tarde Ahmet nos lleva a la familia a Smara visitar a
una prima de Shabu, que ha tenido una niña. Le regalo el dibujo de la niña y la
madre me lo agradece un poco atónita. No sé si porque es algo nuevo o porque mi
forma de bocetar es demasiado cruda para la detallada y clara iconografía del
mundo árabe. Maiziza prepara el té en la gaitun y la gente contempla curiosa
mis dibujos. Maiziza se ve demasiado “negra”. Me excuso con el contraluz, pero
sí, es demasiado. Y aquí las mujeres quieren estar blancas.
Después vamos a ver a Salma y sus amigas. Siempre hay un rato de cortesía hacia mí, en español. Pero si la conversación no da para más, continúan en hassení (el lenguaje saharaui) y yo
me refugio en los dibujos.
La jornada social no acaba ahí. De
vuelta visitamos a unas vecinas y primas segundas que nos invitan a cenar. Me
gusta verlas relajadas y a su aire, riéndose con vídeos de la tablet.
La vida social es el alma de la vida saharaui. Apenas hay
cafés y algún restaurante, más para los de fuera. Pero las visitas entre
familias y amigos, son constantes. Como cuando vienen a saludarme, sean quienes
sean, amigas de Shabu o de sus hermanas, primos, vecinos y una lista tan
extensa como uno pueda imaginar. O cuando cualquiera viene a mi habitación y se
está un rato. Yo intentaba darles conversación, pero no hace falta. Es estar.
Sentir la compañía mutua.
Viajero en Tindouf
Viajero en Tindouf
2 comentarios:
grande!
Fantásticos, Javier
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