Pasamos por este pueblo tempranillo. Los cazadores echaban a suertes sus puestos con papeletas. El bar abierto y el café caliente. Se agradece un bar en estos pueblos pequeños, aunque, si no hubiera habido cazadores, el bar estaría cerrado, supongo. El dibujo es una vista desde la plazuela de la iglesia. Como curiosidad, un gato se ponía sobre la farola saltando con habilidad desde la ventana superior. De vértigo, nada.
2 comentarios:
Otra perla más en tu rosario de pueblos y momentos
Me gusta tu trazo !
Saludos,
se hace lo que se puede, nada más.
Un gran saludo.
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