Estos días me entretengo dibujando a este modelo nuevo que ha aparecido por casa. Como no para quieto hay que ser rápido. De la misma forma que en estas fiestas los humanos nos damos comilonas él, en un descuido, entró en la cocina y aupándose a la mesa se pegó un gran festín con el tocino que habíamos cortado del jamón. Pensamos que le sentaría mal pero está tan pichi. Se llama Bórox y es el perro de mi hijo.
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