En Logroño voy con frecuencia a
pasear a mi perra Frida por las orillas del Ebro. Los chopos que hay frente al
cementerio forman arcos al cruzar sus ramas o troncos y me recuerdan a las
pinturas de Cezanne. Cuando mejore el tiempo quiero acercarme al estilo del
maestro. Pero los días pasados estaba demasiado húmedo y frío y no era cuestión
de entretenerse mucho. Me conformé con una primera aproximación y con apreciar
el estado de inundación de la ribera.
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