No se si ha sido una buena idea, me he escapado a Urueña, villa famosa por sus múltiples librerías y museos de música, la próxima vez procuraré ir un día que no sea un 28 de diciembre. Prácticamente todo estaba cerrado, y de hecho nos hemos vuelto sin comprar un libro, cosa bastante complicada en mi caso, que soy propenso a gastar dinero en ello.
Los bares tampoco estaban muy acogedores, hemos acabado en el único sitio abierto, el centro social, donde hemos disfrutado del espectáculo de ver como los últimos que quedaban en el pueblo, la gente mayor, se jugaba unas partidas, la de hombres seria y reservada con aspecto de estar resolviendo el mundo, la de las mujeres, alegre y bulliciosa y eran solo cuatro.
Era lo más vivo del pueblo, el resto aunque muy bonito y todas esas cosas, daba aspecto un poco de parque temático vacío. Tal vez lo que sucede en todas partes, en el mundo urbano y en el mundo rural, todo es un escaparate. Aun pensando que es una buena iniciativa lo de la villa de los libros para frenar el abandono rural en este caso, me ha quedado una sensación algo artificiosa al respecto.
1 comentario:
Uf ! Uno no se da cuenta de lo duro que es la vida en es tos pueblos hasta verlos en estas fechas. Un pueblo precioso sin duda.
Publicar un comentario