Empezamos la jornada con una magistral presentación de Pilar Silvestre Moraga que si no hubiera sido por el desapacible día de aire, frío e incluso lluvia nos hubiera dispuesto a dibujar como descosidos las fachadas de las tiendas. Menos mal que en el plan también estaba el dibujar los interiores y sus protagonistas.
Nos repartimos por grupos para abarcar el máximo posible los comercios del Barrio del Gancho que se han involucrado en la actividad: unos 20. Los del segundo creo que fuimos los más alejados del punto de partida, pero no fue motivo para no dibujar o dibujar menos. En mi caso, y casi todos los del grupo, nos hicimos con: "El Armadillo ilustrado (Librería) "La Española" (ultramarinos). "Terapia pastelera" (café, pastelería, obrador). Ahí con el cafecico y en mesa nos cundió más. Y ya casi de retirada Pilar, Acacia y yo nos dirigimos muertas de frío a dibujar "Redivivus" (Zapatos, ropa y complementos de mano de Nora). Aquí dibujamos la fachada desde el bar de enfrente a través del dibujo del vinilo de sus ventanales. Imposible dibujar en la calle, y con ganas de un vermuth...Dibujo, saludos y firma a Nora y a casa.
Buena y bonita jornada. Toca repetir hasta dar con las 28 páginas del super cuaderno que nos preparó Choni Naudín para la ocasión.
Dedicando la jornada a las tiendas, te das cuenta de la importancia de mantener el comercio de barrio, el tejido económico de supervivencia de la identidad de la ciudad. También te das cuenta que el comercio se trabaja esta supervivencia, unos manteniendo su espíritu de siempre (La española), pero ofreciendo productos de calidad, marcas de toda la vida o traídas con cariño de los pueblos u otras localidades pensando en agradar al vecino. Otros, actualizándose, reinventándose con nuevos servicios, ofreciendo no sólo productos sino convivencia, calidad de vida ("Terapia pastelera", "El Armadillo Ilustrado). Los hay que se adaptan a la población, a
la demanda a medida del vecindario (Redivivus). Lo que demuestran es que el barrio está vivo, y quiere seguir estándolo. Son el latir de sus habitantes, de la ciudad. Por eso, hay que patear la ciudad, el casco, y consumir en los locales a pie de calle. Menos centros comerciales, más tiendas de barrio.
Nos contaban Noelia y Ángela del Ganchillo Social (Ganso, creando redes sociales) cómo las tiendas del Gancho se preocupan por los vecinos. Importante en la población envejecida. Les preparan sillas para que puedan descansar en sus recorridos de una a otra tienda. Están atentos quien no baja a buscar el pan, la carne...por si estuvieran enfermos. Ayudan a llevar la soledad. Ofrecen algo más que lo que se registra en un ticket y se paga con dinero.
Olé por el comercio de barrio.
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