Anoche falleció Eduardo Salavisa, amigo querido, y queda un profundo sentimiento de cariño, de admiración y mucha pena. De él he aprendido tanto, de su elegante actitud ante la vida y el dibujo, de su honestidad y de su bondad, que en los últimos meses y ante su enfermedad irreversible, mostró más claras que nunca.
Este retrato fue en una visita que nos hizo en Logroño, en una de las salidas de los pocos cuadernistas que vivimos aquí. Lo ha utilizado en varios de sus libros y eso me llena de orgullo. Sirva también de homenaje.
Eduardo ha sido una de las personas que la vida nos regala de vez en cuando.
1 comentario:
Comparto tus sentimientos. Recuerdo ahora la noche del Procopio como divertida y surrealista, en que los tres estábamos con Rita. Y Eduardo aguantando nuestros humos.
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