Para mí el verdadero simposio comienza después de irme de
Barcelona. Los conceptos y métodos que he aprendido en los workshops, los
dibujos que he visto de mis compañeros, las nuevas herramientas y técnicas que
he observado, incluso las nuevas amistades que me llevo se cuecen a fuego lento
en mi cabeza.
Aprendí en Lisboa, hace dos años, que no merece la pena
agobiarse por hacerlo todo bien en todos los workshops, en querer verlo todo,
en hablar con, que tengo que ir al ritmo que puedo para no atropellarme a mí mismo.
Curiosamente, en Barcelona, he visto esta misma sensación de stress en algunos
compañeros. Es difícil estar en un workshop por la mañana, donde te explican
una forma de hacer las cosas, que no concuerda en casi nada con lo que te
explican por la tarde; ¡Claro que es difícil!
Cada día estoy más convencido de que dibujar es un camino
para conocerse a sí mismo, que no puedo quitar o poner cosas en mi cabeza con
más rapidez o menos tranquilidad de lo que mi cabeza puede asimilar.
Los dibujos que hice durante el simposio no son lo bastante
merecedores de subir a mi cuenta de flickr ya que no pasan de ser “simples y
torpes experimentos”. Sólo puedo destacar dos dibujos que hice durante el
sketchcrawl final, seguramente fruto de lo mucho que he podido aprender gracias
a James Richards. No puedo olvidarme de la grata y enriquecedora experiencia
que ha sido colaborar con James en el workshop que impartió durante el
simposio. James, además de ser realmente amable y agradable, ¡es un gran
profesional del que se puede aprender muchísimo!
Sé que lo que aprendí en
Barcelona, tanto gracias a él como a muchos con los que he compartido
experiencias esos días, está aún dando vueltas en mi cabeza, espero que el
cocido de todo ello dé con el tiempo un buen guiso.
3 comentarios:
Sabias reflexiones, Alvaro : este tipo de experiencias nos permite avanzar en el conocimiento de uno mismo y de nuestro entorno, sobre todo si en ello está involucrado un elemento tan fundamental como la mirada. Y esa mirada tan personal es la que nos permite obtener esos dibujos tan diferentes...
Saber mirar, cuándo, cómo, conocerse a si mismo y... después dibujar.
Qué buena cronica y sabia, es verdad Patrizia!
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