Hace unos días los Urban Sketchers de Málaga, a través de una iniciativa del compañero Javier Rico coordinada por Luis Ruiz, tuvimos la oportunidad de conocer los trabajos de restauración de la fachada y el interior de la iglesa del Santo Cristo de la Salud, una iglesia construída por la Compañía de Jesús entre los siglos XVI y XVII.
La visita empezó por una explicación pormenorizada de la historia de la iglesia y motivos de la restauración, desarrollada con sumo detalle por el guía, historiador del arte y periodista Antonio Martín Pradas. Esta parte me la perdí porque llegué más tarde, pero los compañeros coincidieron en que la introducción de Antonio había sido de lo más interesante para empezar a abordar los dibujos de la iglesia. De hecho, el ratito que estuvimos hablando después no me dejó duda alguna sobre su vocación pedagógica y divulgativa a la hora de guiar y hacer comprender a los visitantes, sean jóvenes estudiantes o grupos heterogéneos, los misterios y labores de las obras llevadas a cabo. Podéis ver su trabajo en el blog que lleva la crónica de la restauración y de sus visitas.
¿Pero qué interés podía tener para nosotros el dibujar el interior de una iglesia enmarañado de arriba a abajo por estructuras de metal, escaleras y andamios, mesas de trabajo y herramientas en aparente desorden, cemento y polvo por doquier, y olor a obra? ¿Sólo una experiencia diferente?
Debido a las limitaciones de seguridad según el número de visitantes por niveles de andamios, Luis estableció un riguroso turno de posiciones que se mantuvo religiosamente ...durante la primera parte de la mañana (los dibujantes somos un poco como niños), porque luego íbamos subiendo y bajando por los andamios con cierta familiaridad según avanzaban nuestros dibujos. El interés residía tanto en dibujar el interior de una iglesia en pleno proceso de curación, como en cambiar el punto de vista y la perspectiva sobre ella : las vistas desde las ventanas superiores eran incomparables, y el andamio del tercer nivel, inmediatamente bajo la cúpula central , permitía un acercamiento a las pinturas y una visión de altura que jamás habríamos podido disfrutar si no hubiera sido por esta sesión de dibujo tan particular.
Lo dicho, una perspectiva y visión totalmente diferentes, una experiencia inolvidable. Gracias Javier, Luis y Antonio (y al Instituto del Patrimonio Histórico) por esta oportunidad única.
Podéis ver los dibujos de los demás compañeros aquí .
7 comentarios:
Muy interesante todo. ¿Por qué no nos lo contáis en Madrid de viva voz?. Estaría genial.
Qué gozada de visita ! Me encantan tus dibujos.
Dibujos de muchísima altura! I envy!
de vertigo, es más!
Preciosos dibujos Patrizia. Uno a veces siente no estar en otra dimensión y poder acudir a todas las quedadas para disfrutar de los amigos, de los dibujos y del tiempo compartido. ¡Enhorabuena!
Sí, Julián, desde luego que hay quedadas cada vez más frecuentes por toda la geografía, una lástima no poder acudir a todas ellas.
Muchas gracias a todos.
(Ups, el enlace al blog de Antonio Martín Pradas con la crónica de nuestra visita estaba mal direccionado, pero ya lo he arreglado. Perdón, perdón...)
Qué chulada, me encantan los dibujos, pero envidio absolutamente la experiencia.
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