Cuenta con lugares recónditos y allá donde mires siempre hay una imagen que captar. En realidad es capaz de atraparte sin dejarte ir hasta que le saques todos los rincones, que son muchos.
En este caso, me atrapó la Cuesta del Realejo. Siguiendo por ella se llega rápidamente a la Alhambra y de ahí... al cielo (y lo digo porque un poco más arriba está el cementerio!!!). ;-).
Ya he pasado otros rincones de este barrio en otras ocasiones, pero es que no tiene fin. Además, el tiempo ha cambiado y la mañana resultó ser estupenda, en comparación con las semanas anteriores, invitando al escarceo con los lápices y la libreta.
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