Plaza de la Merced, 14:00 h. |
El sábado 8 de noviembre -jornada del Enoturismo jerezano-,
los Sketchers Bahía de Cádiz nos encajamos en Jerez de la Frontera,
justo en el centro neurálgico de lo que fue la medina jerezana almohade,
y que aún hoy conserva como testigo restos de la muralla de casi ocho
siglos, el popular barrio de San Mateo.
Patio del Museo Arqueológico de Jerez. |
Aquí, en la Plaza del Mercado, se ubica el Museo Arqueológico de Jerez de la Frontera,
donde nos dimos de bruces con la Historia de algunas de las ciudades
más importantes de los últimos dos milenios de la Historia de este
fragmentado país; entre ellas Asta Regia, de la que hoy día
apenas quedan unos restos soterrados. Este simpático león formaba parte
de un monumento funerario de esta misteriosa ciudad, hoy día hundida en
las tierras de un cerro a poco más de 10 kilómetros de Jerez. Observando
sus ojos que no miraban a ninguna parte sentí mas de un escalofrío,
pensando todos los momentos históricos que debió conocer, cuantos
invasores debieron mirarlo con la misma curiosidad que yo.
Otros misteriosos ojos son los de este ídolo, que apareció también a pocos kilómetros de Jerez, en la vigía del Guadalete, Torrecera,
donde un castillo de barro apenas asusta a las grajillas, pero que hace
medio milenio servía para avisar de los enemigos y dicen que llegaba a
guardar un tesoro en sus paredes, un misterioso hueco creado
recientemente parece querer decirnos algo. Unos escolares descubrieron
esta pieza; tras cinco milenios debe ser agradable despertar de un
terroso letargo viendo la sonrisa de los pocos seres no corruptos que
quedan por este planeta.
El
símbolo del museo es esta fascinante pieza, un casco griego arrojado a
las aguas del río más gaditano como ritual funerario hace más de
veintiseis siglos, se dice pronto, ¿eh?
En otro orden de cosas, este museo, que desde el siglo XVIII lleva
acopiando retales de la historia de esta ciudad del bajo Guadalete y su
entorno, ha querido también hacer una mención a su pasado medieval y
renacentista. La iglesia del arrabal jerezano por excelencia, el barrio
de Lola Flores, barrio de flamenco y de tradición; San Miguel, nos ha legado parte de este púlpito donde figura el alado santo titular.
Hasta tal punto, la religión regía la vida de los jerezanos de la baja
Edad Media, que no es de extrañar que uno de los edificios civiles por
excelencia, aquél que servía para vigilancia y para reloj de la
población, se adosara a la iglesia del santo patrón San Dionisio. Una
cerveza en plaza Plateros me permitió observar sin ninguna timidez esa torre de la Atalaya
frente a la que tantas noches he tomado un oloroso, cuantas veces he
interrumpido una interesante conversacion solo porque pasaba por delante
de ella, para que quien venía conmigo se parara a mirarla al igual que
yo, seguro que si lee esto lo recordará.
2 comentarios:
Dios mío, pero qué currante! Eres un figura!
Esto es una señora guía ilustrada. bravo
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