No se si a los madrileños nos queda capacidad para soñar, pero un domingo al año, como en un sueño, pasa corriendo por la calle Álcala, por ese sitio donde todos se dedican a hacer fotos, un rebaño de ovejas, dejando tras de si, un rastro de cagarrutillas, que rapidamente es barrido, como los sueños, no dejan rastro.
4 comentarios:
Qué bonito dibujo. Por una vez lo que fue retoma su dominio, aunque de manera efímera. El olor, el sonido... son difíciles de reflejar, pero están ahí implícitos y los podemos imaginar.
Saludos
me ha encantado la reflexión, y el dibujo, por supuesto
Con tus dibujos hasta los no madrileños soñamos !
gracias, y ya sabemos; dibujante que bala, dibujo que pierde
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