Arco del Pópulo -Puerta del Mar- |
Ya ha pasado el Carnaval 2015, y la ciudad se siente un poco rara;
esta vez se ha quedado esperando un manto de serpentinas que avanza por
el suelo como una planta rodadora del desierto. ¿Será que cada vez la
gente es más limpia o que los peques son menos carnavaleros? Cuando
llegaba a mi casa con mi disfraz limpio no necesitaba sacudirle los
papelillos...¿dónde están los colores y los olores?
Para buscar el color, los visitantes han decidido darse un paseo y
mirar esas fachadas decoradas con pintura plástica que tanto me gustan.
Los colores de Cádiz son los de una ciudad ligada al mar, pero no los de
sus casas, que por ende deberían ser azul y blanco como un disfraz de
los Hombres del Mar -Paco Alba, 1965-.
Aquí los aires marinos están en cada uno de los guiños que las calles le hacen al océano; por ejemplo, la Puerta del Mar. Por aquí entraron marineros, corsarios y filibusteros, comerciantes, pero no pasan los rayos del sol.
Alameda Apodaca con marea baja |
La alameda es otro de esos sitios marineros, y no
miento cuando digo que aquí no hacen falta papelillos para ver un
espectáculo de colores; juzgadlo vosotros mismos. Esta fue una de esas
mañanas de invierno en que por fin se disipaba
la niebla y los geranios supervivientes volvían a respirar; este dibujo
no descansa en mi cuaderno pues reposa en una casa donde lo miman con
esmero y el otro también.
La comparsa Los Faroles de la Alameda le cantaba por pasodoble a La Balaustrada con un tonillo nostálgico:
En la balaustrada, como un centinela,
contando los barcos que pasan de largo,
o siendo testigo de nuevos amores o viendo legiones de niños jugando...
Enrique Villegas, 1978
Y es que Cádiz, lo mires por
donde lo mires es como una persona, tres cuartas partes es agua.
Estamos en una isla unida a una tierra firme, que se tambalea hasta en
Albacete, solo por un puente y por un tómbolo de arena que ya quisieran
los de CSI Miami, custodiado por una torre, la Torre Gorda.
Las torres son seguramente lo que más une a Cádiz con el mar, sino subiros a mi azotea y lo comprobáis; ¿donde está mi azotea? Una pista... mirando al mar se esconde entre las calles de la ciudad -La Bella Escondida, Luis Rivero, 2006-.
2 comentarios:
Ya veo, ya veo que no te gusta nada Cádiz... Bellos dibujos.
jeje sí Chagua, en efecto hay que vivirlo para quererlo. Muchas gracias por tu comentario
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