En este lugar, al que llegamos por casualidad, cené mejor que cené, es decir, el primer día me gustó más que el segundo. ¿Segundas partes nunca fueron buenas?
En un local próximo a éste de arriba nos sentamos, esperamos, esperamos, esperamos y encima comenzaron a servir a otras personas que llegaron más tarde que nosotros. Cogimos la puerta y ... no pienso volver al lugar en que dan de comer a los canarios.
El tipo del sombrero debía de tener cierta preponderancia en el barrio porque al menos dos personas se preocuparon por él. A la izquierda del dibujo otro tipo leía con avidez un libro.
En la mezquita-catedral hacía un frío que pelaba vivo.
También me alegró saber que un tal Rafaé (nada novedoso en esta ciudad) seguía con la caligrafía en la calle Lineros. No lo vi, pero me dijeron que abría de vez en cuando. Un tipo curioso al que conocí de casualidad -o no- en un viaje anterior hace varios años.
No hay comentarios:
Publicar un comentario