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lunes, 11 de enero de 2016

YA VIENEN LOS REYES MAGOS...

     Si le llaman selva negra es por el color que describen las frondas de sus árboles, pero este bosque tiene poco de oscuro; el 25 de diciembre el sol brillaba en Alemania. En el corazón de esta selva pude sentir sus pulsaciones; en Schiltach im Schwarzwald. Aquí los cuentos de los Hermanos Grimm cobran sentido en medio de paisajes de cuento y de castillos tomados por los cuervos.



     Tan solo cuatro días más tarde, y al más puro estilo Odiseo, me embarqué en la ardua aventura de cruzar Alemania y España por los precios más módicos del mercado. Crucé un antiquísimo río con nombre de tono telefónico, el Rin -Rhein-, pasé por la ciudad de la Aspirina -Leverkusen- y llegué a la ciudad donde se rueda Alerta CobraDüsseldorf-, donde tomé el avión para España. El 29 de diciembre besaba el suelo andaluz al más puro estilo papal, aquí todo seguía como lo había dejado.


     El viaje quedó marcado por algo de lo que no pude escapar, y es que en este periplo todo estaba relacionado con losReyes Magos







El 3 de enero visitamos Higuera de la Sierra (Huelva), cuna de la segunda Cabalgata de Reyes más antigua de España y la más antigua de Andalucía, donde es Fiesta de Interés Turístico y oficialmente un bien patrimonial. Aquí visitamos el museo de la Cabalgata y el taller donde la construyen pero también de paso el museo del Martes Santo, destilería que lleva desde 1870 produciendo deliciosos licores.

Bajo los efluvios del licor me atreví por fin a dibujar cara a cara a algunos de los grandes.

     Además de visitar a los Reyes Magos pasé por la tierra de los reyes moros,Córdoba. Dos días ciclotímicos donde las nubes y el sol se peleaban por imponer su hegemonía; todo quedó en tablas y de paso mi coche quedó muy limpio.

     Pero como digo, los Reyes Magos siguieron protagonizando mi viaje, no podía ser de otra manera y el 6 de enero lo pasé en Cádiz. Aquí el rey mago salió de un mar de nata eximiéndonos del pago del delicioso Roscón.


     Poco faltaba ya para el desenlace de un viaje que terminaba tumbado junto al busto de otro rey, el inventor de la comparsa -Paco Alba- y en unas arenas que no son las de un desierto belenítico, sino las de la Playa de la Caleta. De vuelta en Alemania bajaba por la orilla del Rin, esta vez en tren. Entresueños abrí los ojos cuando escuché una voz que decía Köln -Colonia- y tras los cristales del techo de su soberbia estación pude dilucidar algo; su catedral. ¿Sabéis qué? Aquí se encuentra el relicario con los huesos de los Reyes Magos, ¿casualidad?

domingo, 8 de marzo de 2015

CÓRDOBA

Añado algunos dibujos rápidos que hice en mi última visita a Córdoba. Sólo reflejan momentos, fotografías garabateadas. Sí, abundan los dibujos de tabernas o lugares de comidas. Busqué mujeres morenas, pero aparecieron japoneses, chinos, ingleses y demás, algo más coloraditos que aceitunados.



En este lugar, al que llegamos por casualidad, cené mejor que cené, es decir, el primer día me gustó más que el segundo. ¿Segundas partes nunca fueron buenas?


En un local próximo a éste de arriba nos sentamos, esperamos, esperamos, esperamos y encima comenzaron a servir a otras personas que llegaron más tarde que nosotros. Cogimos la puerta y ... no pienso volver al lugar en que dan de comer a los canarios.



El tipo del sombrero debía de tener cierta preponderancia en el barrio porque al menos dos personas se preocuparon por él.  A la izquierda del dibujo otro tipo leía con avidez un libro. 


En la mezquita-catedral hacía un frío que pelaba vivo.




También me alegró saber que un tal Rafaé (nada novedoso en esta ciudad) seguía con la caligrafía en la calle Lineros. No lo vi, pero me dijeron que abría de vez en cuando. Un tipo curioso al que conocí de casualidad -o no- en un viaje anterior hace varios años.

domingo, 25 de enero de 2015

LO QUE DA DE SÍ UN FLAMENQUÍN...de ruta por CÓRDOBA

Puente romano, desde la orilla de la Calahorra.

Templo de Claudio Marcelo

     Al nombrar Córdoba pensamos en velos y turbantes, pero antes que árabe -Qurtuba-, fue romana -Corduba-.
     Esto nos lo recuerda, nada más entrar, su puente romano, del s. I d. C; una pasarela del tiempo, que tras superar sus dieciseis arcos nos traslada a un auténtico aparato circulatorio de transeúntes .
      Los abigarrados callejones del casco antiguo cordobés nos recuerdan a un hormiguero cuyos túneles nos llevan siempre hasta la reina, la Mezquita. 

          Todos los caminos conducen a Roma, o al menos la calzada que discurría sobre el puente; pero para llegar a Roma no necesitamos ir hasta Italia; esta capital conventual andaluza disponía de todas las comodidades que un patricio pudiera desear; cuando el sofocante calor andaluz no tenía rival , siempre podían tomarse un salmorejo a la sombrita de un naranjo como los del patio de la mezquita; y es que quien a buen árbol se arrima buena sombra le cobija. En invierno, es más conveniente buscar los rayos de sol que se cuelan entre callejas, patios y arcos.
     Recostado en el patio de los naranjos admiré esta torre sacrílega que rompe el cielo cordobés como también rompió la estética del edificio en que se ubica, revistiendo un digno alminar y ahogando en su interior los cánticos del almuédano.  El pobre Carlos V tiene en sus espaldas esta triste responsabilidad, más  no tardó en arrepentirse de ello: habéis destruido lo que era único en el mundo, y habéis puesto en su lugar lo que se puede ver en todas partes.

     Otras torres desafían la escasa altura de este casco antiguo, aquellas que sirvieron para la defensa de la ciudad, hoy posadas estratégicamente como piezas de un ajedrez en un tablero de puertas, plazuelas y palacios. Algunas vigilaban la entrada a la ciudad -la Calahorra-, otras testimonian una vieja muralla que hoy queda dentro de un palacio -Palacio de los Marqueses del Carpio- y otras sencillamente son monumentos en el sentido estricto de la palabra, recuerdos; recuerdos de un mal pasado y recuerdos de una mala muerte -la torre de la Malmuerta-.
Palacio de los Marqueses del Carpio.




 Pero como decíamos, Córdoba es romana. Un museo muy interesante se levanta sobre el teatro romano, defendido por unos gruesos fustes de mármol que se salvaron de convertirse en cal. ¿Cómo eran los cordobeses de aquella época? Unos globalizados andaluces de hace dos milenios posan para los visitantes del museo.
     Piezas de un incalculable valor nos retrotraen a las costumbres y gustos de una perversa sociedad que tenía muy claro su concepto de belleza, una mujer natural, un cuerpo humano, carnoso y sutil, quieto pero en movimiento.
Afrodita agachada. s. II.
     La ciudad recuerda a Séneca, a Lucano, a Góngora; capiteles como fuentes, letras como imágenes, Córdoba es arte y literatura. Durante el s. X se convirtió en la sede del saber occidental; entre sus progresos debió figurar el descubrimiento del salmorejo y las berenjenas a la miel -y del torrillón de un palmo de grosor-.      
En el Moriles, ¡que aproveche!
  

   











En 1236, los castellanos debieron sustituir la liviana verdura por el denso relleno de un flamenquín; aunque mantendrían el consumo del té como digestivo; tras probarlo puedo corroborarlo. Y es que nadie puede irse de Córdoba sin comer en el Moriles y sin beber un té en su judería ; Córdoba es romana y los fustes que sostienen los templos más sagrados, los andares de las cordobesas, son hoy esta maravilla de la industria cárnica...ya lo decía la jefa...lo que da de sí un flamenquín.

 

lunes, 6 de mayo de 2013

Patio cordobés



Un auténtico patio cordobés, vivido, sentido, engalanado. Varias familias lo disfrutan y lo cuidan.
 No se trata de un patio palaciego, ni de casa señorial, sino un patio de pilas de fregar y latas de conserva con alhelíes. De vecinos en pijama y sintonía de radio aflamencada.
Este era el lugar ofrecido por los urbansketcher cordobeses y allí fuimos a dibujarlo y ver, en vivo y en directo, los trabajos de este grupo. Gran grupo de apasionados por el cuaderno y el encuentro dibujístico.
Vamos que disfruté como un enano.