Si le llaman selva negra es por el color que describen las frondas de sus árboles, pero este bosque tiene poco de oscuro; el 25 de diciembre el sol brillaba en Alemania. En el corazón de esta selva pude sentir sus pulsaciones; en Schiltach im Schwarzwald. Aquí los cuentos de los Hermanos Grimm cobran sentido en medio de paisajes de cuento y de castillos tomados por los cuervos.
Tan solo cuatro días más tarde, y al más puro estilo Odiseo, me embarqué en la ardua aventura de cruzar Alemania y España por los precios más módicos del mercado. Crucé un antiquísimo río con nombre de tono telefónico, el Rin -Rhein-, pasé por la ciudad de la Aspirina -Leverkusen- y llegué a la ciudad donde se rueda Alerta Cobra- Düsseldorf-, donde tomé el avión para España. El 29 de diciembre besaba el suelo andaluz al más puro estilo papal, aquí todo seguía como lo había dejado.
El viaje quedó marcado por algo de lo que no pude escapar, y es que en este periplo todo estaba relacionado con losReyes Magos.
El 3 de enero visitamos Higuera de la Sierra (Huelva), cuna de la segunda Cabalgata de Reyes más antigua de España y la más antigua de Andalucía, donde es Fiesta de Interés Turístico y oficialmente un bien patrimonial. Aquí visitamos el museo de la Cabalgata y el taller donde la construyen pero también de paso el museo del Martes Santo, destilería que lleva desde 1870 produciendo deliciosos licores.
Bajo los efluvios del licor me atreví por fin a dibujar cara a cara a algunos de los grandes.
Además de visitar a los Reyes Magos pasé por la tierra de los reyes moros,Córdoba. Dos días ciclotímicos donde las nubes y el sol se peleaban por imponer su hegemonía; todo quedó en tablas y de paso mi coche quedó muy limpio.
Pero como digo, los Reyes Magos siguieron protagonizando mi viaje, no podía ser de otra manera y el 6 de enero lo pasé en Cádiz. Aquí el rey mago salió de un mar de nata eximiéndonos del pago del delicioso Roscón.
Poco faltaba ya para el desenlace de un viaje que terminaba tumbado junto al busto de otro rey, el inventor de la comparsa -Paco Alba- y en unas arenas que no son las de un desierto belenítico, sino las de la Playa de la Caleta. De vuelta en Alemania bajaba por la orilla del Rin, esta vez en tren. Entresueños abrí los ojos cuando escuché una voz que decía Köln -Colonia- y tras los cristales del techo de su soberbia estación pude dilucidar algo; su catedral. ¿Sabéis qué? Aquí se encuentra el relicario con los huesos de los Reyes Magos, ¿casualidad?
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