En estos días no hay mejor sitio que arrimarse a una mesa camilla, este fin de semana hemos vuelto a La Garrovilla, un pueblo de Mérida donde vive la familia de mi mujer. Como los días están frios incluso allí, no hay casa de familiar que visites en la que no tengan una y no te tomes un cafelito con bollos caseros y tengas una tertulia en buena compañia, todo un lujo.
4 comentarios:
Como dices un lujo..., pero no sólo para ti, sino también para nosotros por verlo reflejado en tu precioso dibujo.
¿...y que ha sido de aquellos braseros con picón, que producían monoxido de carbono y una muerte dulce?
ayyyy, que nostalgia me trae tu dibujo
Hola Francis, un estupendo dibujo. Yo recuerdo las tardes en la mesa camilla con las piernas achicharradas de calor y la cabeza fría... y una modorra larga, larga, que no se si sería por el monóxido de carbono o por el aburrimiento de escuchar horas y horas de radio, no había TV.
Gracias por los comentarios compañeros del lápiz, por lo del monóxido había de todo unos a butano otros a carbón y el que menos calentaba, el más seguro, el eléctrico.
confort o seguridad ese es el dilema.
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