... y doblando en la esquina de Mordor ...

Aunque últimamente intento no repostear nada en varios sitios y éste ya está en mi blog, no quiero quedarme sin completar el post de Aurora del sábado pasado. Un amigo de Málaga lleva queriendo ir al Dragón Verde desde que era chiquitillo -y teniendo en cuenta lo que mide a lo alto y a lo ancho, eso es un puñao de tiempo- así que organizó un viaje relámpago a Sevilla el fin de semana pasado aprovechando que los demás somos demasiado dejados hasta para decir que no a tiro hecho. Después de juntarnos en plan Compañía del Anillo -cada uno llega de un lao y va por otro así en plan errático- llegamos a las 6 a tomar un zumo orco o algo por el estilo, consecuentes con el horario de invierno de la página web que el organizador había revisado como si fuera el horario del ferry del Desembarco de Normandía. Evidentemente, estaba cerrado (y aunque el 80% del grupillo dijo "amigo" enfrente del candado, aquello no cedió), así que hubo que esperar a las 10 de la noche para que nos pusieran unas cervezas, que a esa hora los orcos no se dejan hacer zumo. Al resto no les preocupó el tema demasiado. Yo siempre he pensado que cuando uno deja de salir a beber para empezar a salir a comer, es que se ha hecho mayor. Según ese criterio, nosotros vamos ya por la tercera edad (no la de Tolkien), creo que no debimos pasar más de 15 minutos en total fuera de una cafetería/bar/restaurante. Al menos pude coincidir con Aurora y pintar el interior del pub, que es una pasada. En el dibujo no se ve la colección de espadas y cuchillos del Señor de los Anillos que hay al fondo a la derecha. Se queda para la próxima visita.