Recientemente tuve la oportunidad de visitar un lugar junto al que había estado trabajando durante meses viendo salir ardillas correteando...pero al que nunca había entrado; se trata del cementerio viejo de Friburgo, en Alemania. Aquí los rayos del sol penetran entre las tumbas dotando de vida al lugar que por excelencia ha sido cedido a la muerte. Tuve la oportunidad de probar unos de mis nuevos cuadernos, experiencia de la que salí bastante contento.
Pero ya unos meses antes rondando por mi provincia natal había podido también dibujar un pintoresco camposanto en la sierra de Cádiz, el cementerio de Villaluenga, a la izquierda, que ocupa el tétrico esqueleto de una iglesia destruida por las llamas durante la guerra con los franceses hace más de dos siglos.
5 comentarios:
Me encanta el contraste de uno y otro cementerios. Preciosos ambos apuntes.
Sin denostar al segundo debo decir que me ha gustado especialmente el primer apunte. A mi siempre me han fascinado los cementerios, al igual que la muerte, su propio misterio seduce la curiosidad a la vez que nos asusta y provoca rechazo, es un tema lleno de contrastes que vale la pena explorar.
Todos son bienvenidos a mi espacio > http://sartisticsonialopez.blogspot.com.es/
Gracias Félix!
Así es Sonia, la curiosidad es propia de los humanos.
Muy buenos esos dibujos. Son grandes parques, por lo general, los cementerios y un buen lugar, además de silenciosos para reflexionar. Saludos
Publicar un comentario